¡Hola Feriantes!
La Teoría del Huevo aplicada al marketing digital se basa en la idea de que valoramos más un producto cuando sentimos que hemos contribuido en su creación o personalización.
Un ejemplo clásico: cuando las mezclas para pasteles se lanzaron, no tuvieron éxito porque la clientela potencial sentía que no estaba contribuyendo lo suficiente. Entonces, se agregó el simple paso de añadir un huevo, lo que generó una sensación de participación, y las ventas se dispararon.
Esta teoría sugiere que las marcas deben permitir cierto nivel de interacción o personalización para que las personas usuarias sientan mayor control y valor sobre el producto o servicios.
Aplicaciones:
1) Tienda de Disfraces:
En vez de vender un disfraz de pirata predefinido con sombrero y espada incluidos, la interfaz ofrecería la posibilidad de seleccionar entre distintos estilos de sombrero o espadas. El pack «lo crea» la clientela, y de esta forma participa.
2) Tienda de Cosmética:
Imaginemos que nuestra clientela pueda añadir a una base de maquillaje ingredientes adicionales según necesidades o preferencias, como un toque extra de ácido hialurónico o un SPF específico.
Si pensamos en productos impulsados por IA, el desafío es equilibrar la automatización con la intervención humana. Las personas no quieren ser completamente excluidas del proceso, prefieren sentir que tienen el control o al menos una contribución activa. Por ej., ChatGPT te permite elegir entre varias respuestas que ha generado.
En resumen, el éxito radica en encontrar el equilibrio entre automatización y personalización, o al menos permitiendo al usuario participar (sin complicar la experiencia).
Hasta el próximo Rebujito. ¡A tu salud!
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